La margen norte del Duero está marcada por la presencia del gran edificio de aspecto rústico de la Aduana, construido durante el siglo XIX. La tipología del edificio es neoclásica presentando un rasgo muy similar al del hospital de Santo António.
La construcción de la entonces, nueva aduana, marcó un cambio considerable en el paisaje del margen ribereño, creando la plataforma donde se funda en el lugar donde antiguamente existiría la playa de Miragaia.
En la década de 90 el edificio fue restaurado por el arquitecto Eduardo Souto Moura para albergar un Centro de Congresos y la sede y Museo de Transportes y Comunicaciones distribuidos por varias partes del edificio. Además de estos, es también escenario de varios eventos culturales y artísticos.